Ana y Clemencia

Su lealtad es innegociable. Siempre de trato generoso, son las caras más queridas de la Cinemateca Boliviana. De los 42 años de su creación, Ana Sotomayor y Clemencia Nina están ni más ni menos que 31. Sus primeros salarios eran de 60 bolivianos. Llegaron cuando la salita y el repositorio que alberga el patrimonio cinematográfico más importante del país estaba en su primera infancia. Con el tiempo ya conocían a su público. Era la época en que ibas con tu carnet de estudiante o de Amigo de la Cinemateca y pagabas Bs 1,50 por ver joyas del cine en una butaca añeja, como la esquina Indaburo y Pichincha. La Clemen te veía y en lugar de preguntar qué asiento querías, te entregaba tu taquilla favorita, sabiendo qué lugar te gustaba y preguntando qué tal fue tu día, con la franqueza de quien nada espera, con la claridad del aprecio mutuo.Sigue leyendo «Ana y Clemencia»

Si el río suena…

Los seguidores del cine boliviano cruzamos los dedos cada vez que nos enteramos que una nueva película nacional va a ser estrenada. No es para menos. Con todo el esfuerzo que significa hacerla y la expectativa que se crea en un público ávido de verse en la pantalla grande, hay que admitir que han sido más las decepciones que las alegrías. Sin embargo, en los últimos años ha habido gratas sorpresas, sobre todo de nuevos realizadores, que reflejan nuestras historias con una mirada fresca, apelando a más ángulos de la ficción, con sentido del humor y exponiendo sus cuestionamientos con buen sentido estético y formal. En general, el guión y la dirección de actores siguen siendo nuestras mayores flaquezas a la hora de plantear un rodaje. Muchas buenas historias se diluyen en textos sin eje narrativo claramente sustentado y sin un trabajo incisivo en la dirección actoral.Sigue leyendo «Si el río suena…»