Casera, ¿me das un verde?

Muy temprano, cuando las calles aún están vacías de prisa y estrés, María Velásquez ya está firme en su puesto de trabajo, en días laborales, fines de semana y feriados. Como muchas otras mujeres, trabaja desde niña; cuando tenía siete años ayudaba a su tía en su puesto del Mercado Lanza. María ha crecido en medio de esos aromas frescos. Ya adulta, decidió instalar su propio quiosco en el barrio de San Miguel. Comenzó con zumos de naranja.

“Había un señor que quería bajar su peso y me preguntó si tenía apio. ‘No’, le he dicho, y me ha respondido que él iba a traer. Volvió con su apio y su jengibre, yo le he puesto manzana y así hemos comenzado con el jugo verde”, ahora todos lo hacen, me cuenta. “Las señoras del gimnasio que veían el jugo, venían y me preguntaban qué le había dado al señor, ‘yo quiero igual’ me decían. Con el tiempo hemos hecho más variedades, como el rojo, con manzana, remolacha y zanahoria, y el azul, con naranja y arándano”.

María conversa poco y observa mucho. Reconoce a sus clientes desde lejos, “¿cuál vas a querer, mamita?”,   “acabá tu vaso, te voy a aumentar”, dice. Así se hace querer, simple y francamente, con esas manos hábiles y su mirada silenciosa que tanto dice.

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Esta página también se publica en la revista Rascacielos.

Cosecha 68, clásicos entre los clásicos

1968, del calendario gregoriano, fue de revoluciones, el año de los cambios profundos en la cultura occidental. Factores trascendentales para distintos países, como los movimientos por los derechos civiles, las protestas contra la guerra de Vietnam, el asesinato de Martin Luther King, la “primavera de Praga” y la represión al Consejo Nacional de Huelga, conocida como la matanza de la plaza de Tlatelolco, en México, cuando se realizaban los Juegos Olímpicos, son algunos de los hitos que marcaron un antes y un después, tanto para los escenarios políticos, sociales, económicos y, por supuesto, culturales.

Si tuviésemos que encontrar un eje narrativo a lo vivido entonces podría decirse que está vinculado a los movimientos sociales, en el sentido noble del término, que brotaron desde diferentes sectores, sobre todo estudiantiles, clamando por mayor justicia y en contra del autoritarismo.

La cartelera de hoy es una selección –muy breve- de películas estrenadas en 1968, una época en la que el cine era aún un trabajo casi hecho a mano, con recursos exclusivamente analógicos, sin el despliegue de los efectos especiales digitales y en el cual la historia era sustentada por los personajes, la actuación y una buena banda sonora. Ese año nacieron joyas cinematográficas que entraron a la historia como pioneras en lo suyo, piedras fundamentales que han sido la guía e influencia de muchos cineastas, hasta la actualidad. 1968 fue, sin duda, un gran año para el mundo.

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