Hablemos de series: cinco títulos imperdibles

No vamos a incurrir en las obligadas obvias, se asume que ya las conocen. Me refiero a series como las premiadas en los Emmy durante los últimos dos años (Shogun, Hacks, Baby Reindeer, Succession, El oso o Bronca) o imprescindibles con más tiempo en el aire, como La maravillosa señora Maisel, Sólo asesinatos en el edificio, Ted Lasso, The Crown, The White Lotus o Slow Horses. Todas son producciones impecables y sólidas, con historias sobradamente atractivas, que amenazan con nos pegan a las pantallas sin piedad.

El eternauta es un fenómeno nuevo y cercano que merecerá un artículo aparte. Hay que verla, son solamente seis capítulos en los cuales se nota la producción respaldada por un gigante como Netflix, lo cual ya es por sí mismo, un buen anzuelo. Fuera de ello, la historia está linda, capturó mi interés a tal punto que la vi en dos sesiones.

Hoy quiero recomendarles otras series que en el camino a los premios quedaron relegadas, provocando que su fama y sus campañas publicitarias se diluyeran -al menos en esta zona- en medio de los miles de otros contenidos que hay en las redes y los medios. No por eso hay que pasarlas de largo. Estos títulos son una selección de mi larga lista de buenas producciones:

The old man. Estrenada en 2022 y lamentablemente cancelada en 2024, luego de su segunda temporada, es un thriller de acción sin un minuto demás, que contrasta el mundo del espionaje desde la mirada de unos agentes de la CIA y el FBI que eran jóvenes hace 40 años y desde el desempeño de los espías de la generación actual.

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Karate Kid Leyendas: dos ramas, un árbol

Cuando una se dedica a cultivar la pasión y el interés por el cine independiente, las películas latinas, asiáticas y europeas, más que las hollywoodenses, una va afinando los sentidos, haciéndose más exigente. Subirles la vara a las películas es parte de ese camino, pues las buenas historias, auténticas, originales y diversas son las que realmente satisfacen esa sed inagotable de buen cine.

El riesgo, en este proceso, es que una se vuelva esnob y desdeñe todo lo “no indie” o “no de autor”, con los peligros que eso implica, tales como aislamiento social, insatisfacción crónica y mala onda. Para evitarlo, afortunadamente, hay una clave infalible: el gusto por las buenas historias, el cariño por las sagas con sabor de infancia y la capacidad de disfrutar historias hechas para entretener.

Y es esa la combinación de actitudes con que fui al preestreno de Karate Kid: Leyendas; con el sabor de los recuerdos de cuando conocí al inolvidable señor Miyagi inmortalizando la “postura de la grulla” que vemos hasta hoy en todo tipo de situaciones y que es incluso imitada por el adorable Kun-Fu Panda.

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