El feminismo, a lo largo del tiempo, se ha ido transformando casi en la misma medida en que diversidad de sectores, colectivos y similares lo han estado distorsionando, al punto que hoy abundan quienes creen que ser feminista es sinónimo de extremismo y anarquía. Pues no, a esas personas les falta lectura y análisis.
El feminismo, cuando yo era niña, lo leía en las revistas con el nombre de “liberación femenina” y entonces no se mencionaban términos vitales, como derechos humanos, igualdad de oportunidades, acoso o violencia machista. Se trataba el tema incipiente y superficialmente, al menos en los textos que llegaban a mis manos (revistas “para mujeres” y algunos periódicos). Mi mamá, sin ir muy lejos, nunca se consideró feminista, pero lo fue. Un día le dijo a mi papá que quería trabajar y ganar su propio dinero, además de salir un poco de la casa, pues sus tres hijos la teníamos completamente agobiada. Cumplió, como le habían enseñado con ser esposa y madre, pero faltaba algo, necesitaba ser ella misma en ámbitos que la estimulasen intelectual y creativamente.
Mi papá se opuso, fue un tiempo en el que discutieron mucho, muchas veces. Cada uno defendía sus argumentos sin cejar. Cada uno hacía lo mejor que podía, con lo que sabía y entendía; es algo que comprendí muchos años después. El caso es que un día mi mamá decidió hacer huelga y comenzó a salir, de lunes a viernes, de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 18:00. Iba a la plaza central, donde se sentaba en un banco hasta que la hora de regresar. Sola y en silencio, resistió los reclamos de su esposo, los berrinches de los niños, los chismes del pueblo. En casa nada grave sucedió, ella se organizó de tal manera que nuestra vida siguió marchando como se esperaba que ella la haga funcionar. Luego de dos semanas mi padre tuvo que ceder, negociaron algunos términos que merecen un artículo aparte, y mi mamá consiguió un puesto de secretaria en una oficina pública, donde comenzó a ser ella nuevamente, fluyendo en toda sus facetas, sintiéndose independiente, capaz y productiva más allá del nido familiar y de los roles de género que le habían asignado sin preguntarle.
Y es que, de eso, por mostrarlo de forma muy simple, trata ser feminista. Que haya hoy cientos de corrientes y formas de usar esta lucha, es otro tema.
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