Bolivia a la distancia

Para los aficionados al buen cine y querendones de lo nuestro, la noticia de una nueva película boliviana nos causa siempre una alegría íntima, un deseo de que “haya salido bien”, que las salas la exhiban por semanas enteras, en buenos horarios, que el público quede encantando y los críticos, contentos. No siempre sucede, claro, aunque en los últimos años la calidad en nuestras producciones ha ido en aumento, tanto a nivel técnico, como de actuación y dirección. Si algo refleja aún la necesidad de mayor esfuerzo, diría que son los guiones, la base misma de las historias. De cualquier modo, son las personas de producción quienes merecen un aplauso especial, por su obcecada dedicación a hacer que lo imposible suceda.

Agosto es el mes de la patria y el acto cívico de esta cartelera no será un desfile que entorpezca el tráfico y haga faltar al trabajo a las madres que necesitan aplaudir a sus aburridos y desganados adolescentes. Hoy hemos seleccionado, para incluir en nuestras coleccionables páginas una lista de largos y cortometrajes vinculados a esta tierra, sea hechos en Bolivia o sobre Bolivia. A excepción de uno, todos tienen la particularidad de haber sido realizados por directores extranjeros o por bolivianos que viven lejos. Todos son importantes, pero hasta donde sabemos, pocos se han proyectado en las salas locales. En algún caso, ni siquiera se han estrenado en Bolivia, aunque varios están disponibles en algunas plataformas. Pasen y sírvanse, caseritos.Sigue leyendo «Bolivia a la distancia»

#FaceApp Challenge: los rostros de la vejez como trendig topic

Supongo que todos los que se divirtieron viendo su posible yo futuro, saben que cedieron toda su información, como datos de cookies, archivos de registro, identificadores de dispositivos, datos de ubicación y más de manera irrestricta a quién sabe quién, ¿cierto?

Está claro, salvo excepciones a la regla, la mayoría de nosotros pasará por la temida “tercera edad”. Mientras más jóvenes somos, más nos molesta, pero a medida que uno crece se va convenciendo que tan mal no está. Incluso, nos hacemos selfies para creer que no nos veremos muy destruidos. Finalmente, todo es tan relativo. Hace algunos siglos era viejo quien pasaba de los 35, mientras que hoy vemos cada vez más abuelos de 95 y 100 años que aún salen a comprar el pan y tomar unas copas de vez en cuando.

El caso es que la edad es una ventaja si uno se permite acumular experiencias y aprendizajes que irá aprovechando a lo largo del tiempo, en esa dinámica llamada existencia. “Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”, dice el dicho. “La experiencia es la madre de la ciencia”, dice otro. La marchitez de la piel puede ser bien aprovechada o bien sufrida, según como seamos, digo yo.Sigue leyendo «#FaceApp Challenge: los rostros de la vejez como trendig topic»