¿Cuántas películas bolivianas vimos este año? Me animo a asegurar que la mayor parte de los que revisemos esta lista no hemos visto ni la mitad. Las razones son múltiples. Por un lado, buena parte de estos estrenos no pasaron por las salas comerciales. Por otro, por el público, que parece dividirse en tres tipos. Hay quien de inicio reclama la calidad, afirmando que su tiempo es muy valioso para ser desperdiciado en una mala película, dando por hecho que no vale la pena el esfuerzo. Otros, sin embargo, apuestan por el entusiasmo de ver y promover lo nuestro, pues el cine boliviano requiere apoyo para crecer y mejorar. Esa actitud refleja un optimismo envidiable, por llamarlo de algún modo, es el autoconvencimiento de que el simple hecho de que hacer una película y ponerla en salas significa un triunfo. La tercera opción, algo más racional, sostiene que una película que valga la pena debe conquistar al público por sus elementos propios, sin importar la nacionalidad. Personalmente, me debato entre la segunda y la tercera, excepto si ya conozco al director y sé qué esperar de sus obras.
Sea lo que fuere, entre los variopintos obstáculos que las producciones nacionales deben sortear, está la deficiente promoción de los estrenos. Esto pasa, la mayor de las veces, por un tema presupuestario, pero también por una cuestión de iniciativa y tiempo, pues las redes sociales son una herramienta que, sin mayor costo, pueden optimizar la difusión de prácticamente de cualquier cosa.Sigue leyendo «Las películas bolivianas de 2019»