No me quiero ir de aquí

¿Puede el arte ser una herramienta virtuosa para el activismo, la memoria y —además— la economía? La reciente residencia artística del boricua Bad Bunny ha probado que sí; estos son algunos datos relevantes. Un solo escenario, un solo país, un artista y su pueblo. En el lapso de 71 días, entre julio y septiembre, BadSigue leyendo «No me quiero ir de aquí»