Me debes un abrazo

Recuerdos como éstos se hacen cada vez más valiosos. El 2010 no me animé a pedírselo, había mucha tensión por el concierto, su sorojchi (*) y las actividades paralelas. Estuve apoyando a los productores y los nervios estaban a flor de piel. No era para menos, Pedro tocaría por primera vez en Bolivia, en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, en La Paz.

No le pedí una foto, pero estuve haciendo muchas, me dijeron que puede ser un poco cascarrabias y que evite molestarlo con la cámara. Eso era complicado, ya que desde niña he tenido una compulsión por fotografiar momentos que me afectan de alguna manera; siempre he mirado todo imaginando una cámara delante de mis ojos, lo que –más que fotógrafa- me convierte en fotófila.

El caso es que Pedro llegó y había mucha emoción en el ambiente. No hacerle fotos era imposible, así que me las ingenié para hacerlo discretamente; desde lejos y con el zoom al máximo, documenté esos momentos, filmé partes de la prueba de sonido, cobijada en la oscuridad de la platea y del anfiteatro y fui feliz con mi hazaña.

Antes del concierto, ayudé a organizar un encuentro con artistas y algunos melómanos. Hice algunas capturas desde el fondo de la sala y cuando la charla terminó vi la oportunidad para una foto veloz con todo el grupo. Nadie la pidió, pero había que hacerla. La propuse, los juntamos a todos y la tomé. Yo no salía en la imagen, pero me di el gusto de hacer ese registro que imagino es atesorado por quienes estuvieron ahí en ese momento. Es el recuerdo de una charla con Pedro, así que más vale.

Por la noche, en el teatro, llegué tarde a mi butaca, pues había que ayudar en la entrada. Pedro comenzó con “Quebrado”, de pie en el medio del escenario, era su estreno en La Paz y no lo filmé. Me dolió profundamente perder esos primeros instantes, pero el concierto fue tan emotivo que pronto lo superé, tenía las imágenes de la prueba de sonido, era mi tesoro escondido (léase: “my treasure”, imaginando al pequeño duende de El Señor de los Anillos). Esa noche terminó mi pequeña gran aventura con Pedro, aunque posiblemente él nunca se enteró. Se fue y yo quedé con ese huequito en el ego, “estuve tan cerca y no tengo foto”…

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Mar Negro en la 6a. edición del Festival de Cine de las Alturas

Hoy se llevó a cabo una nueva jornada en esta 6ta edición, con un condimento especial y una charla exquisita con mujeres del mundo audiovisual como Ana Katz, Liliana Juárez, Lorena Muñoz y Eva Bianco, con la periodista y crítica de cine, Catalina Dlugi, como moderadora, en el encuentro virtual “El cine y la mujer. Sobre el papel de la mujer en el cine, la respuesta fue unánime, las invitadas dijeron que “la mujer siempre fue y es necesaria en una filmación», pero teniendo en cuenta que aún queda mucho por derribar de ese patriarcado que existió y existe, en este caso, en el mundo del cine.

Cartelera de miércoles

El miércoles continuará con una gran programación en la web del Festival. Durante las 24 horas se podrá disfrutar los siguientes títulos:
Ni héroe ni traidor” del director Nicolás Savignone, una historia que transcurre en Buenos Aires en 1982. Matías (19) acaba de terminar la colimba y sueña con irse a estudiar música a España. Sus problemas se
reducen a convencer a su novia que se le una más adelante y lidiar con la oposición de su padre. Pero el tablero cambia completamente cuando se declara la guerra de Malvinas y es convocado junto a sus amigos.
Mar negro” de Omar Alarcón, un documental sobre el poeta boliviano Hugo Montero. La primera vez que Hugo Montero entró al Hospital Psiquiátrico tenía veinte años. Murió allí mismo, a los ochenta y cinco. El
año 2004 editó un libro con su poesía, “Penumbras”. En el prólogo de su libro dice: «¿Escribir es acaso resucitar?»
Papelito” de Sebastián Giovenale, un documental que recoge la vida del creador del último circo criollo de la Argentina. Papelito, tal el nombre con el que se conoce desde siempre a Carlos Brighenti, levantó el circo en una carpa que zurció con bolsas de arpillera. Reunió unas pocas sillas y, junto a un puñado de artistas, montó uno de los más queridos y recordados escenarios picarescos que hizo parte de la vida social y cultural de ciudades y pueblos de la provincia de Buenos Aires. A bordo de su auto, el artista aún recorre clubes de barrios, peñas, salones sociales y festejos populares. Papelito cuenta la vida de un hombre, la historia de un circo y la memoria de un arte que se extingue.

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