Era muy difícil esperar hasta la inauguración para conocer el Espacio Kúu Inti, así que este sábado 2 de marzo nos fuimos a ver un doble estreno: la apertura de este teatro con nombre japonés y “Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet”, un musical que originalmente fue estrenado en Broadway el año 1979 y que tiene una versión cinematográfica dirigida por Tim Burton, protagonizada por Johnny Depp y Helena Bonham Carter, en 2007.

En el musical de Macondo Producciones, el barbero es personificado por Leonel Fransezze, quien además se encarga de la dirección general, en tanto que la inescrupulosa señora Lovett es encarnada por Pamela Sotelo. Ambos logran sus personajes con mucha solvencia, la verdad es que juntos se comen el escenario.
El elenco está conformado por artistas de rica experiencia y formación, como Pablo Valdivia, Sofía Ayala, Michelle Csapek, Daniel Ardiles, Bismark Barrientos, Erwin Erazo, Pablo Estrada, Adrián Flores y Wilmar Velázquez. El ensamble está compuesto por Mariana Torrico, Luis Enrique Elías, Daniela Arteaga, Mariel de la Riva, Lisset Arandia, Alejandra Ríos y Vanessa Alcázar. Aplausos para quien hizo el casting.

El toque especial, hay que admitirlo, fue ver la fosa orquestal, la segunda de la ciudad, junto al Teatro Municipal. La obra cuenta con la Orquesta Boliviana de Ópera, compuesta por cerca de 30 músicos dirigidos por Andrés Fernández. Un gusto aparte ha sido escucharles afinar sus instrumentos antes de comenzar la presentación.
La experiencia, en general, fue buena, la compra de entradas en línea funcionó sin inconvenientes. Los ambientes son muy agradables, tienen buen diseño, con mucha madera y amplios espacios para circulación y demás. El espectáculo comenzó con poco retraso, una voz en off pidió que los celulares estén en silencio, que no se usen los flashes de las cámaras y que no se filme, aunque creo que más de una persona lo hizo.

Un detalle que me llamó la atención y considero importante: no vi medidas de accesibilidad para personas con dificultades de movilidad. Confío en que será algo que irán resolviendo con el tiempo, así como con algunos de los imprevistos que surgieron. Todo lo normal de una primera vez .
Este estreno, fuera de ser una apuesta ambiciosa, por la complejidad de su producción, marca un antes y un después para la ciudad y es un tema que analizaré con detalle en siguientes entregas. Por ahora, mucha merde para Kúu Inti, para Macondo que abre el camino, para las actrices, los actores, gestores, productores músicos, iluminadores, sonidistas, utileros, diseñadores, maquilladores, peluqueros, sastres, costureras, escenógrafos y toda la gente valiosa que con su trabajo le añade belleza al mundo. Ahora toca que el público responda e interactúe con las propuestas que cada vez son más y mejores. Se trata de una oportunidad y de un privilegio que La Paz tiene en medio de sus múltiples dificultades y depende de nosotros cultivarlos.
Respecto a esa linda palabra, KÚU, resulta ser un término de origen japonés cuyo significado hace referencia a los espacios vacíos que se llenan de creatividad. Que así sea.
