Ya es diciembre, momento de hacer recuentos y este resulta especialmente gratificante. Hay razones para la alegría, con un año especial en estrenos, en premios y en reencuentros que se agradecen. Como nunca antes, tenemos 15 nuevas producciones en total, tres de las cuales aún no han llegado a salas. Dos son largometrajes vinculados al país, como Manto de gemas, de la boliviano mexicana Natalia López Gallardo, cuya ópera prima ganó el Oso de Plata en la Berlinale y tuvo una proyección en la Cinemateca Boliviana, donde Natalia compartió con un público visiblemente conmovido por ella y por su obra. Está también Karnawal (Juan Pablo Felix, 2020), una coproducción con varios países, incluyendo Bolivia, que tiene más de 20 galardones internacionales, incluyendo Mejor Ópera Prima en los premios Platino. En cuanto a documentales, hay varios, como Ginger’s Paradise (Alejandro Quiroga), Valcárcel (Roberto Dotti), El disco de piedra (Geraldine Ovando) y Achachilas (Juan Gabriel Estellano), además de varios nuevos cortos, próximos a proyectarse en el Festival de Cine Radical.
Con más alegrías que decepciones, estas son nuestras películas, las que nos han llenado de orgullo y nos han provocado a salir de nuevo al cine para volver a mirarnos a través de sus historias. Una lista para atesorar.

Quiero ser youtuber (Alvaro Mercado, 2019). El año comenzó con una comedia hecha por jóvenes youtubers. Trata sobre Alvin, un buen chico, cuya autoestima está en crisis, pero que sueña con lograr el éxito en el mundo de las redes sociales.

Mi socio 2.0 (Paolo Agazzi, 2019). La secuela de la inolvidable historia que vimos en los 80 en realidad se estrenó en 2020, unos días antes del confinamiento global, habiendo estado pocos días en cartelera. Volvió este año para contarnos las aventuras y desventuras del querido Vito, el conductor de “Mi socio”, unas décadas después de la historia original.

Cuidando al sol (Catalina Razzini, 2021). La ópera prima de esta joven cineasta ganó el premio a mejor guion en el Festival de cine de Guadalupe y obtuvo buenos comentarios de la crítica española, donde se estrenó comercialmente. Trata sobre Lucía y su pequeña hermana, dos niñas de una comunidad del Lago Titicaca que deben aprender a lidiar con la ausencia de su padre.

El gran movimiento (Kiro Russo, 2021). Ha ganado al menos 23 premios y ha pasado por 60 festivales, además de haber estado en la cartelera francesa. Una historia fundamental, con el mismo personaje de Viejo calavera, esta vez en la caótica e impredecible ciudad de La Paz.

La casa del sur (Carina Oroza, Ramiro Fierro, 2019). Tuvo su premiere en octubre de 2021 , luego estuvo en el Festival Internacional de Cine de Santa Cruz, donde ganó el premio a mejor largometraje nacional y aún está pendiente de pasar por la cartelera local. Es una película cálidamente relatada que habla de tres generaciones de mujeres de una familia, con locaciones preciosas y solventes actuaciones.

Fuertes (Oscar Salazar, Franco Traverso, 2018) Su estreno fue interrumpido dos veces, en 2019 y en 2020, hasta que finalmente se reestrenó este año. Con un guion que logra reunir temas que siempre convocan: el fútbol, el amor y la guerra, cuenta un episodio de nuestra historia, cuando los jugadores de un equipo de fútbol profesional toman la decisión de alistarse para ir a la Guerra del Chaco.

Cómo duele ser pueblo (Hugo Roncal) Considerado uno de los pioneros del cine boliviano, Roncal filmó esta película entre 1981 y 1983, en 16 mm, pero no llegó a proyectarla. Gracias a la persistencia de su familia la obra fue restaurada digitalmente en 2019 y estrenada póstumamente este año. Habla sobre los hombres que fueron a buscar fortuna a las minas de Oruro en la década de los 80.

Pseudo (Gory Patiño, 2019). Otra película que tuvo que esperar para llegar a las salas, pues el encierro obligado de la pandemia se interpuso con su estreno. Con un reparto de primer nivel, es un thriller político que logra su buena dosis de suspenso, apoyado en una gran banda sonora y una edición impecable.

Utama (Alejandro Loayza, 2022). La ópera prima de Loayza comenzó su buena racha en el Festival de Sundance, al ganar el Gran Premio del Jurado e iniciar un recorrido por el mundo, logrando más de 40 galardones y las mejores críticas, convirtiéndose en la película más premiada de nuestra historia. Cuidadosamente elaborada, nos regala una historia de resiliencia, amor e identidad, con actores novatos que hacen un gran trabajo; todo en ese majestuoso escenario que es el altiplano sur de Bolivia.

Unay (Okie Cárdenas, 2019). Filmada en la localidad de Andamarca, en el departamento de Oruro, cuenta sobre Unay, un joven del altiplano que sueña con tocar en una de las bandas que animan el Carnaval de Oruro. Tiene talento natural, pero debe enfrentarse a un profesor que busca menoscabar su entusiasmo.

Buey rojo sangre (Rodrigo Bellott, 2021). Acaba de ser preestrenada en Cochabamba, aunque su debut fue el año pasado, en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, México y ha pasado por el Festival de Cine Latino de Los Ángeles. Es una película de terror psicológico con mensaje medioambiental, rodada en Tarija, en lugares que sufrieron varios incendios forestales.

El visitante (Martín Boulocq, 2022). Comenzó a circular en festivales hace poco tiempo y ya ha logrado dos premios a mejor guion (escrito por Boulocq y Rodrigo Hasbún) en el Festival de Cine de Lima, Perú y en el Festival Internacional de Cine de Antalya, Turquía. Cuenta la historia de un exconvicto que regresa al hogar buscando recuperar la relación con su hija.

Los de abajo (Alejandro Quiroga, 2022). Acaba de tener su estreno mundial en el Festival de Cine de Mar del Plata, donde la actriz colombiana Sonia Parada ganó el Premio Astor Piazzola a la mejor interpretación. Trata sobre un campesino decidido a recuperar el agua que un terrateniente, en contubernio con el alcalde del pueblo, desvió de sus tierras.
¡Larga vida al cine boliviano!