Joaquina costura y sueña

Conocí a Joaquina cuando mi sastre me había fallado, sin disculpa ni pena, en la confección de unos uniformes que debía presentar con premura. Ella hizo el trabajo de una semana en dos días, con serenidad y sin aspavientos. Me salvó de un lío y mientras revisábamos las prendas, le pregunté su historia. Acá la dejo, agradecida.

La simpatía de Joaquina sólo es superada por su seriedad a la hora de entregar su trabajo. Mientras revisa las prendas a modificar, conversa serenamente, revisa cada detalle, pregunta, sugiere. Su vida no ha sido un lecho de rosas, pero ella sabe que somos el fruto de nuestras decisiones y opta por no cejar.

Siendo muy niña, en la provincia Pacajes, padeció de poliomielitis, que se ensañó con la fragilidad de su pequeño cuerpo. Su madre salió con ella rumbo a la ciudad y la dejó en el hospital, saliendo para no regresar.

Con la ayuda de una agrupación de señoras extranjeras, Joaquina ingresó al Hogar Carlos de Villegas (conocido por mucho tiempo como la “gota de leche”), donde vivió por más de 20 años, hasta que con las gestiones de las señoras de la Sociedad Protectora de la Infancia, Joaquina obtuvo trabajo en una biblioteca municipal. Ese fue el punto de partida para una carrera modesta, pero laboriosa, en distintos espacios, siendo incluso administradora de un centro de acogida para niñas en situación de calle.

No pudo concebir hijos en su vientre, pero tuvo dos, gestados en el corazón, los educó, los hizo estudiar y ahora son dos adultos independientes, con la fortuna de haber tenido a Joaquina como su madre.

En su camino hubo una mujer que actuó como piedra fundamental, Yolanda Rafo de Salmón. Joaquina la recuerda como su madre, no sólo le dio amor, también le enseñó a armarse de fortaleza,  apoyándola para que se desarrolle integralmente, pese a la discapacidad; le enseñó a coser, oficio que tiene desde que logró jubilarse y que cumple con una formalidad británica.

Joaquina costura para mejorar sus ingresos, quiere reunir lo necesario para un contrato en anticrético. Trabaja con la dignidad de quien se hizo a sí misma y desea un hogar (casi) propio para sus años de invierno. Que así sea, Joaquina, que costura y sueña.

sdr

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