Resulta extraño escuchar a Carlos Vives, pero no cantando. Es extraño verlo en un escenario, sentado. Es más extraño verlo conversando con el presidente de su país y con el máximo ejecutivo del BID, una de las organizaciones financieras de desarrollo más grandes del mundo. Es extraño ver que el auditorio de más de 1000 personas, escucha en silencio, en medio de cientos de pantallitas registrando el momento. Nadie baila. Carlos luce un tanto incómodo en principio, no es un ambiente familiar para él, aunque está en su tierra, cantando su himno y la ropa de las tres figuras es informal, una inusual tenida de camisa clara sin corbata con las mangas al codo y pantalones claros. Dos presidentes, un acto oficial, un cantante y cientos de especialistas en inversiones. Toda esta combinación es extraña.
¿Qué hace Carlos Vives, el músico caribeño que hace vibrar a millones con su voz, su carisma y su ritmo, en un evento con más de 1.700 profesionales de la banca, finanzas, tecnología e innovación? ¿Y sin música?
Carlos fue panelista en el acto de apertura del reciente Foro Iberoamericano de las Microfinanzas, que en su versión N° 21 se enfocó en un tema estratégico para el desarrollo: la inclusión financiera. Dentro de sus ejes de trabajo tuvo una serie de actividades en torno a lo que ahora se denomina “economía naranja”, un concepto que el Banco Interamericano de Desarrollo viene trabajando desde hace algunos años para demostrar que las actividades culturales, creativas y artísticas son también parte del motor económico de cualquier país, tanto o más que la minería, el comercio o los hidrocarburos.
La economía naranja es la dimensión económica del arte y la cultura y parte del trabajo de este FOROMIC era promover la exploración y construcción de valores a partir de este concepto, involucrando en un mismo espacio y momento a instituciones financieras con emprendedores, innovadores y creativos de diversos ámbitos y nacionalidades.
Carlos Vives fue invitado no porque sea el artista con más nominaciones a los Premios Grammy Latinos, o porque vende millones de discos o llena grandes teatros, sino porque se lo considera un precursor del emprendimiento creativo en su país.
“La cultura es desarrollo”, dice Iván Duque y cuenta que la represa china las Tres Gargantas, la más grande del mundo, costó 25.000 millones de dólares, desde que se la concibió hasta que se terminó de construir, entre 1980 y 2012. En el mismo periodo, los 10 musicales más importantes de Broadway tuvieron ventas por más de 27.000 millones de dólares. A partir de que se percataron de ese dato decidieron investigar mejor qué era lo que pasaba en Colombia y comenta que entre todos los sectores creativos, tales como festivales, carnavales, gastronomía, museos, pintura, escultura, fotografía, teatro, ópera, títeres, cine, radio, medios digitales, publicidad, diseño y más, aportan al PIB de Colombia tres veces más que el negocio del café. Quién lo diría.
“Yo no sabía que esa vaina se llama economía naranja”, lanza Carlos a quemarropa. Risas. Aplausos. Y comparte su historia. Cuando comenzó como artista, trabajó como actor y cantante de baladas, pero llegó un momento en que tuvo que decidir entre copiar o ser original. “Estábamos acostumbrados a beber de otras fuentes. El proceso de colonización nos dejaba siempre mirando para otro lado, las madres nos decían que había que prepararse para llegar muy lejos y ese lejos ojalá sea Europa o Estados Unidos. Dejamos de mirar lo nuestro. Como artista, soy de una generación que soñaba con irse, pero decidí quedarme a trabajar con la música que me unía a gente que yo amaba profundamente.”
Vives rememora sus inicios y sus maestros y cita a Enrique Zapata de Oliveira, cuando decía que no se ama lo que no se conoce. Recuerda que contra el consejo de todos y el escaso o ningún valor que se le daba a la música vallenata, decidió trabajar rescatando lo propio. “Creo que lo más valioso de ser original es servir a mi país y a mi comunidad. Todos estamos para el servicio de la gente, el trabajo del banquero, del granjero, del cantante, del alcalde y del presidente deben ser para el servicio de la gente.”
Como Carlos no soñaba con Hollywood, ni quería irse a parte alguna, dice “pude concentrarme y sin darme cuenta, estoy sumergido en la economía naranja. Si he entendido bien esto, se trata de valorar lo nuestro, tanto como lo de afuera”, concluye.
En su disco Clásicos de la Provincia (1993), rechazado en su momento por Sony Music, Carlos Vives rescata las creaciones de los juglares colombianos y los plasma en nuevas versiones fusionadas con ritmos e instrumentos del pop y el rock. Esto provocó un insospechado resurgimiento del vallenato, que contagió a la industria musical colombiana, posicionándola quizá como la más importante de América Latina.
Carlos Vives no solo rompe récords con la venta de sus discos, es también el puntal de la Fundación Tras la Perla, una iniciativa social que nace de “las enormes ganas que he tenido siempre de hacer cosas por mi ciudad”. Para esto se ha unido con personas y organizaciones interesadas en hacer algo por la región, de forma estructurada y sostenida. Tras la Perla, enfoca su trabajo en proyectos que parten de los barrios “porque en lo local es donde puede transformarse la realidad. En el barrio conocemos la naturaleza de las comunidades y sus necesidades. Es a partir de allí que es posible diseñar proyectos e intervenciones acertadas, garantizando que las comunidades se sientan identificadas y se involucren en la implementación”, explica el samario.
Y Vives no sólo habló, también escuchó y aplaudió. El broche de oro del panel fue la sorpresiva llegada al escenario de José André Montaño, un niño boliviano, musical y humanamente prodigioso. José André se presentó con su banda, tocó estupendamente, regaló a Carlos una versión de su tema “Mañana” y pidió “que los adultos sean más humildes y respeten a los niños… respetar a todos, aunque tengan discapacidad, respetar para hacer del mundo un mejor lugar”. Vives aplaudió de pie. Nunca cambies, le dijo, a tiempo de darle un abrazo.
Y no cantó, pero fue aplaudido, ovacionado y perseguido por las cámaras. Carlos Vives habló para decir que se puede ser exitoso, adinerado, así como solidario y responsable. La alquimia ideal entre lo artístico y lo empresarial en bien de una comunidad. Bravo pues.
Esta página también se ha publicado en la revista Rascacielos.